sábado, 11 de diciembre de 2010

Un milagro sucedió en Jerusalén

Esta semana pasada he vivido durante algunos días mi primera festividad judía aquí en Tel Aviv, Janucá. Mi desconocimiento sobre la cultura judía hace que esta fuera la única fiesta de la que alguna vez había oido antes, y además no precisamente porque me hubiera informado bien, sino por el curioso personaje aparecido en la serie Friends, el armadillo navideño que decían en la traducción al castellano.

Janucá se trata de una fiesta para los niños, a los cuales se les hace regalos -principalmente golosinas-, no van al colegio, y juegan con sus amigos y familiares. Es típico que durante estos días jueguen con el sevivon, que es como nuestra peonza de toda la vida. Mi casera y vecina me invitó amablemente el día que comenzaba Janucá, el miércoles 1 de diciembre a jugar con sus hijos. Una vez más pude comprobar la influencia de la tecnología en la vida de los israelíes, al ver las curiosas peonzas mecanizadas que tenían. Tuve suerte, y al día siguiente yo también pude disfrutar de este juego como un niño más.

También pude asistir a la divertida fiesta de inauguración de Janucá de ULPAN (la escuela de idiomas en Tel Aviv). Janucá se celebra durante ocho días, durante cada uno de los cuáles se enciende una vela del candelabro judío, la menorá. Es típico tener uno en casa, e incluso en el trabajo. Durante estos días se puede ver a los judíos ortodoxos pasando por las tiendas de Tel Aviv, orando y encendiendo con los dependientes una nueva vela.


El origen de Janucá se refiere a un milagro, cuando los macabeos -grupo de judíos de la época de Alejandro Magno- se rebelaron contra los griegos y vencieron a pesar de ser muchos menos en combate. Cuando regresaron a Jerusalén, se encontraron el Santo Templo profanado, con el candelabro apagado y aceite ritualmente puro para encenderlo un sólo día. Sin embargo, milagrosamente, ese aceite sirvió para encender la menorá durante ocho días, y de ahí la celebración de Janucá. Fué divertido comprobar en Ulpan la cantidad de nacionalidades que había representadas, cuando tradujimos entre todos la palabra "milagro", a cuantos idiomas se hablaban en la sala; y mucho más divertido fue probar uno de los deliciosos sufganiot, bizcochos rellenos de mermelada de fresa que se acostumbran a comer en Janucá, justo antes de emprender mi viaje a Petra.

2 comentarios:

  1. Yo creo q lo más bonito de experiencias como las q tu estás viviendo ahora, o como las de este verano es empaparse de la cultura, meterse de lleno, vivirlo disfrutarlo como ellos, para así de una u otra manera tb poder comprenderlo, q bien q estes rodeado, incluso en la vecindad!!! de gente q te lo pueda mostrar!!! una pena q no t cruzaras con el armadillo navideño!!! quien sabe, quizá en Navidades nos sorprenda algún personaje peculiar, jijiji q ganas!!!

    ResponderEliminar
  2. Así que por ahí se sale los jueves eh! Bueno, no te costará mucho, creo que estás entrenado jejeje.
    Molan estas historietas que cuentas, me doy cuenta de que no tenemos ni idea de los judíos.

    ResponderEliminar