jueves, 23 de diciembre de 2010

No es Navidad para todos

Antes de empezar, diré que para mí sí lo es. Pero así como la Navidad es una época especial para la gente que siempre me ha rodeado y para mí, sería bueno que supiéramos que no estamos sólos en el mundo y que hay mucha gente con tradiciones y creencias diferentes. Y que las respetáramos y que incluso las disfrutáramos también con ellos. También deberíamos acordarnos de aquellos que, por causas ajenas a su voluntad, no podrán disfrutar de las navidades con sus seres más queridos.
Por suerte, y mucha suerte tengo, voy a vivir unas navidades completitas. Vienen a visitarme mi madre y mi hermana y pasaremos un fin de año irrepetible en Cairo –papillo, ¡te voy a echar de menos!-. Y este fin de semana viviré la Navidad de Belén: visita turística a Mar Saba, cena a la europea en Belén y presenciar el jaleo que se debe montar en Belén con las misas del gallo y demás. El día de Navidad visitaremos el campo de refugiados de Dheisheh en las afueras de Belén.
Vivir en Israel significa no estar envuelto en lo que significan las navidades en los últimos tiempos en España. Quizás tenga una consecuencia positiva: voy a vivir la Navidad porque quiero y no porque me torpedean con ella desde todas partes. Y será Navidad desde hoy hasta que vengan los Reyes Magos, la mejor fiesta que tenemos en nuestra cultura.
Sin embargo, estoy echando en falta las cenas navideñas, los mercadillos solidarios, las champanadas, el viaje a Torrelavega en autobús esquivando temporales de nieve de los últimos años. Como siempre, hay pros y contras. Pero lo que aprenderé esta año y nunca se me olvidará, es que no es Navidad para todos. Y eso, en Israel, se multiplica por mil. Cada ciudad y cada familia es un mundo.
Por regla general los israelís, sobre todo los judíos, no celebran la Navidad. Sin embargo, Tel Aviv es una ciudad cosmopolita que se apunta a celebrar todo. Sin tener obviamente una tradición, llevo viendo ofertas  de “christmas parties” toda la semana. En Haifa, llevan celebrándose durante todo el mes unos festivales dedicados a “los tres años nuevos”, en honor a, posiblemente la ciudad más multicultural de Israel: en el mes de diciembre se celebran el año nuevo cristiano y el musulmán, y el Hanuka judío; en septiembre, se celebró el año nuevo judío, Rosh Hashaná. Durante estos días Papás Noel se pasea por las empinadas colinas de la ciudad.
Más sobre la Navidad en Israel: comida de Navidad en casa de un judío que cree en Jesús –existe un movimiento llamado “judíos por Jesús”-, en Jerusalén, cena de nochebuena en casa de una chica suiza con la típica Navidad centroeuropea -con fondue de queso emmental- y en el desierto del Negev, la rave del Goa galáctico durante 3 días para empezar el año…
En definitiva, ¡Feliz Navidad! Y para todos aquellos con quienes me gustaría compartir estos días, y a quienes echaré especialmente en falta, os deseo las mejores navidades posibles. Me acordaré mucho de vosotros.

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